10 Aug
10Aug

Para conseguir la vida eterna, son necesarias las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Pero estas virtudes son dones de Dios y la naturaleza humana es incapaz de elevarse por sí sola a la adquisición de ellas.  

Los Sacramentos son símbolos o ritos sagrados instituidos por Jesucristo para significar y conferir eficazmente las gracias necesarias a la adquisición y desarrollo de las tres virtudes teologales. Una materia vulgar se une a unas palabras; queda constituido el Sacramento, y la vida divina se derrama en el alma. Un sacramento nos hace nacer hijos de Dios; otro nos da la gracia y el vigor de la juventud espiritual; un Sacramento nos nutre; otro nos purifica de nuestros pecados; otro borra hasta sus últimos rastros y deja patente el camino de la eternidad; un Sacramento proporciona a la sociedad espiritual sus ministros; otro la fuente de la vida llenando la sociedad temporal de familias, según el corazón de Dios. 

Los sacramentos son siete: bautismo, confirmación, eucaristía, penitencia, extremaunción, orden y matrimonio,como son siete  los colores de la luz y las notas musicales. Pero el Sacramento por excelencia que subordina a sí a todos los demás, o como preparación o como símbolo, es la Sagrada Eucaristía, como una nota fundamental en torno de la cual se modula la armonía misteriosa de los signos divinos.

Las fuentes de la gracia:

El fin que tuvo el Redentor en la institución de los Sacramentos fue principalmente el abrir en la Iglesia una fuente perenne de fe, de esperanza y de caridad. Su Pasión y muerte son como un vastísimo recipiente; los sacramentos los canales. 

Por esto podemos decir que en la iglesia de Dios no hay cosa más preciosa que los Sacramentos, cuya administración está en manos solamente de la Iglesia. Todos los sacramentos tienen virtud para santificarnos pero no todos lo hacen del mismo modo.

Hay dos, el bautismo y la penitencia, que tienen por fin especial perdonar los pecados, y por eso se llaman Sacramentos de muertos, de muertos en la fe, en la esperanza y en la caridad; pues él pecado es llamado muerte del alma.  

Los otros cinco se dicen Sacramentos de vivos, porque se administran a aquellos que ya están adornados con las tres virtudes teologales; pero por la gracia que confieren ponen al cristiano en un estado más elevado de justicia y santidad, y aumentan en él de modo admirable la fe, la esperanza, y la caridad.  

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