“Todo conocimiento debe ser ‘definido’... ¿Por ventura no es así en toda clase de conocimientos? ¿Qué pensaría un matemático de un diagrama que no estuviese definido? ¿Qué sería de la historia que no estuviese definida? La historia que no fuese el registro y atestación de los hechos definidos y concretos, tal como sucedieron y pasaron, sería a lo más una mitología, sería una fábula, una rapsodia... ¿Qué serían las leyes morales, si no fuesen inmutables, definidas? Una ley no definida jamás puede engendrar una obligación. Y lo que sucede en los conocimientos humanos, pasa también, y, con más razón, en los conocimientos divinos. Si hay un conocimiento que haya sido con más precisión y estricta claridad definido, es el conocimiento que Dios nos ha revelado de Sí mismo. Es ciertamente un conocimiento ‘finito’, porque el hombre no puede comprender a Dios, pero es un conocimiento perfectamente ‘definido’ ” (The Grounds of Faith, págs 5 y 6). |