18 Jun
18Jun

De acuerdo con el Catecismo Mayor de S. S.  Papa Pío X, las  partes principales y más necesarias de la Doctrina Católica cuatro: el Credo, el Padre Nuestro, los Mandamientos y los Sacramentos.

Para alcanzar la vida eterna son necesarias las tres virtudes teologales: fe y esperanza esperanza y caridad.

Ahora bien el Credo resume admirablemente todo cuanto debemos creer;  el Padre Nuestro todo lo que debemos esperar; los Mandamientos, todo lo que debemos hacer para conservar en nosotros la caridad.

Los Sacramentos también forman parte principal de la Doctrina Católica, porque son los medios establecidos por Jesucristo para distribuir y conservar en las almas la gracia y por esta las virtudes.

Toda la ciencia cristiana, dice San Agustín, descansa sobre el conocimiento de la naturaleza humana, caída en Adán y levantada por Jesucristo (S. Ag.: De pecato originali) pues si Adán nos degradó y dejó desheredados por su pecado, Jesucristo nos levantó y nuevamente nos ennobleció con su pasión y muerte. ( A los Colos. , II, 14; A los Romanos, VII,17; A Tito III, III,7; Santiago, II, 5; 1ª De San Pedro, III,22)

Ahora bien; todas las relaciones, que por la Redención se han establecido entre Dios y los hombres, llamaron por los antiguos "religió",  esto es, unión nueva del hombre con Dios; deduciendo este significado de "religare" que quiere decir atar de nuevo.  La religión, dice San Agustín; es el lazo de unión que junta al hombre con Dios. (De vera religa., 113)

Esta unión  inefable no  puede lograrse sino por medio de la fe, de la esperanza, y de la caridad.

Estas, como explica el angélico Doctor, son las tres fuerzas que elevan hacia Dios, como por tres grados,  a la naturaleza humana.

  • La  fe levanta el entendimiento y lo enriquece con las verdades sobrenaturales conocidas por medio de la revelación divina.
  • La esperanza eleva la voluntad y la dirige hacia aquellas cosas sobrenaturales que le están prometidas.
  • La caridad sublima el alma toda y la hace desear abrazarse solo con aquellos bienes celestiales, hechos objetos supremos suyos.

Creer, desear y amar es, pues, necesario para unirse con Dios. Por esto, el edificio de nuestra santificación se empieza creyendo, se levanta esperando y se perfecciona amando. (San Agustín, ser. IX de verbis Apost.)

El Catecismo, que es la enseñanza oral de la religión, gravita, por lo tanto, sobre esas 3 bases y trata además, de los Sacramentos, que son fuente y perpetuo alimento de las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, de las cuales consta la religión.

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