10 Jun
10Jun

Breve instrucción

De todas las prácticas recomendadas por nuestra santa religión - las oraciones de la mañana y las de la noche,  las oraciones para antes y después de las comidas,  las visitas al  Santísimo Sacramento,  el santo Rosario, el Vía Crucis, etc. - El santo sacrificio de la misa es la más grande, la más preciosa, la más santa y el camino más eficaz para la salvación del hombre.

La Santa Misa fue instituida por Nuestro Señor Jesucristo mismo en La Última Cena. Allí, Él ordenó a sus Apóstoles que hicieran lo mismo que Él había hecho, diciendo: "Haced esto en conmemoración mía" 

Asistiendo a la santa misa deberíamos tener las cuatro intenciones por las cuales se ofrece este Sacrificio:

  1. La Adoración por medio de la cual reconocemos nuestra dependencia de Dios como dueño de nuestra vida y de nuestra muerte.
  2. La Acción de gracias por los beneficios que nos ha concedido.
  3. La Reparación por nuestros pecados y negligencia.
  4. La Impetración para implorarle a Dios las gracias que necesitamos para salvarnos.

Si deseamos pedirle otros dones y beneficios a Dios por medio de la Santa Misa estará muy bien, pero no debemos olvidar estas cuatro grandes intenciones. 

Podemos ofrecer la Santa Misa en unión con el sacerdote por algún fin particular; por ejemplo, para obtener la gracia de practicar alguna virtud determinada, vencer alguna tentación en especial, o para obtener algún favor señalado para nosotros o para nuestros prójimos.

Recuperado de: Misal diario Católico, Apostólico, Romano (1962)

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